Buscando información sobre la
evaluación de los proyectos educativos en la web he encontrado este pequeño
texto en la Wikipedia en Catalán que da
una definición de qué es la evaluación y los tipos de evaluación que
hay. Es la definición básica que todos y todas hemos leído un montón de veces,
ahí la cuelgo por si alguien quiere recordarla:
"S'ha de tenir en compte que
no podem tenir els mateixos criteris d'avaluació per tots els infants, ja que
cada infant parteix d'una base de coneixements i haurà viscut de manera
diferent el projecte. Podem diferenciar tres tipus d'avaluació: Avaluació
Inicial: Aquesta es du a terme al principi del projecte, quan ja s'ha escollit
el tema a treballar. Servirà per tenir consciencia dels coneixements previs
dels infants. Avaluació del procés: Una vegada començat el projecte tindrem en
compte els nous aprenentatges que van sorgint a la vegada que el projecte
avança. Aquests nous coneixements adquirits han de relacionar-se amb els
previs. Avaluació final: Ha d'haver una reestructuració dels coneixements
previs i dels adquirits. Ha de quedar patent que els infants tenen consciencia
d'allò que s'ha après i s'ha treballat durant tot el curs. “
Clicad
aquí si queréis
ampliar información.
He seguido buscando y he encontrado
un
power point de La Universidad Veracruzana
que me ha sorprendido mucho por la forma como enfocan la evaluación:
n
La evaluación nació el séptimo día de la
Creación, cuando Dios miró todo lo que había creado y declaró: “Es bueno.”
n
Con esa sola frase, Dios se convirtió en el
primer evaluador del mundo. No obstante, la evaluación nacida en los cielos
resultó insuficiente y demasiado subjetiva para algunos.
n
Por lo tanto, al escuchar la evaluación de Dios
(autoevaluación, por cierto), el diablo objetó e insistió “¿cómo sabe que es
bueno? ¿cómo lo midió? ¿con qué indicador juzgó la bondad de su creación? ¿con
qué lo comparó?”
n
Y así nace la evaluación como la conocemos hoy:
¡en los fuegos del infierno!
Visto así,
parece que la evaluación es algo que ha existido siempre, al menos desde que el
hombre existe. Imagino a esos hombres prehistóricos evaluando si les sentaba
mejor comer la carne cruda o cocinada, o si pasaban más frío durmiendo sobre
unas hojas secas que sobre una piel de algún animal, o si su comportamiento
durante una cacería hacía que pudieran llevar comida a la cueva o no. Esos
hombres y mujeres ya estaban “evaluando” y gracias a ello, la especie pudo
seguir existiendo y desarrollándose a lo largo de miles de años.
En el mismo
power point donde he encontrado estas alusiones a Dios y al diablo
relacionándolos con la evaluación,
también he podido encontrar algunas definiciones de “evaluar”. A continuación
os pongo algunas:
n
Evaluar es
una actividad cotidiana y frecuente entre los seres humanos, pero es
egocéntrica, rápida e irreflexiva; cae en el terreno de la opinión. La
auténtica evaluación la forman los juicios estimativos que se formulan
conscientemente, siguiendo criterios bien definidos. Esos juicios requieren una
adecuada comprensión del problema y un análisis que fundamente el juicio (
Adams, 1970)
n
Evaluar
significa establecer una comparación entre lo deseado y lo realizado
(Alfaro,1990)
n
Es
el enjuiciamiento sistemático de la valía o el mérito de algo (Stufflebam,1988)
n
La
evaluación se identificaría con la emisión de juicios en función de unos
criterios previos para facilitar la toma de decisiones sobre objetos,
situaciones o fenómenos (Noizet y
Caverni, 1978), (Coll,1983)
n
Es
la emisión de un juicio sobre el valor de algo proyectado o realizado por algún
individuo o grupo y presupone un proceso de recogida de información sistemática
y relevante que garantice la “calidad” del juicio formulado ( Sancho,1990)
n
Evaluar algo
es determinar su valor ( Popham,1980)
n
Constituye
un medio que permite observar y describir con mayor precisión los aspectos cuantitativos
y cualitativos de la estructura, el proceso y el producto de la educación. Su
finalidad es facilitar una predicción y un control lo más exacto posible del
proceso educativo.( De la Orden,1979)
Entonces ya
hemos leído y releído, no solamente aquí, sino al largo de los estudios, cuando
se evalúa, cómo se evalúa, qué se evalúa y quién evalúa. Creo que en el trabajo
por proyectos hay una parte que, a mi entender, no llega a cuadrar del todo y
es quién evalúa y explico por qué lo creo. El tema surge de un interés de los
alumnos, el peso del desarrollo del proyecto lo llevan los alumnos, con la
colaboración del docente y cuando llegamos a la hora de evaluar el proyecto,
los alumnos adoptan un papel más pasivo. Y mi duda es, ¿por qué no se les da un
papel más activo?, si el trabajo por proyectos pretende, entre muchas otras
cosas, que los alumnos adquieran autonomía, aprendan a comunicar, a tomar
decisiones, etc.
Creo que
también se deberían buscar los mismos objetivos a la hora de la evaluación, se
debería dar a los alumnos los medios necesarios para que ellos mismos pudieran
evaluar sus conocimientos iniciales, su trabajo durante el proyecto y sus
conocimientos y logros finales. Todo ello con la ayuda del maestro está claro,
ya que sí que necesitarían probablemente la ayuda de algún moderador o de
alguien que diera una opinión posiblemente más objetiva que la que ellos
pudieran tener.
Para ayudar a
los alumnos a autoevaluarse, se podrían poner a su disposición un listado con
objetivos que se pretendían alcanzar realizando el proyecto para que ellos
reflexionen, tanto de forma individual, como en pequeño grupo, también podrían
contestar a una serie de preguntas de test, o proponerles que expusieran sus
conclusiones ante la clase, etc. Imagino que según el proyecto, los objetivos,
la duración o el tamaño del grupo el docente podría elegir utilizar un método
más adecuado que otro.
Considero
especialmente importante el que los alumnos aprendan a autoevaluarse no solamente
para adquirir esa habilidad, creo que se la podría considerar una habilidad, y
utilizarla en el colegio, sino también fuera de él y no solamente durante la
infancia, sino durante toda la vida y en todos sus ámbitos. La escuela hoy en
día tiene una función que va más allá de la estrictamente académica, ya que
también busca preparar personas que sean útiles a la sociedad y que estén
integradas en ella. Tanto para lo uno como para lo otro, es imprescindible que
las personas sepamos adaptar y modificar si es necesario nuestro
comportamiento, siempre partiendo de unos principios éticos básicos, está
claro.